Hoy es uno de esos días que necesito descansar, reflexionar y evadirme aunque sólo sea un momento, del ajetreo de la ciudad.
Parece un plan perfecto y relajante. Nos puede recordar al típico momento de película en el que el protagonista se pone bajo un árbol y, lee un libro mientras la brisa del viento, suavemente, agita las ramas produciendo un sonido angelical.
Pero debo deciros que la escena en la que me veo inmerso, es totalmente diferente porque más que tranquilidad produce angustia.
Este film, al que llaman vida, posee una banda sonora formada por unos instrumentos un poco extraños. Está compuesta por: el desesperante ruido de las agujas del reloj absorbiendo nuestro tiempo, el estruendo de armas; siempre acompañado por un coro de voces que suplican clemencia, y por último, también el de cajas registradoras recogiendo en forma de papel rectangular parte de nuestra vida.
He de decir que esta "obra musical", sólo le encanta a una parte pequeña de la población a la que le otorga poder. Sin embargo, en la otra gran parte, hay dos sectores:
En el primero, participa la mayoría. A ninguno de todos ellos les agrada, pero prefieren quedarse quietos y esperar a que el tiempo, por sí solo, les reproduzca algo mejor.
El segundo, protesta fuertemente contra esta banda sonora. Pero claro, a los que les parece bonita inventan maniobras de distracción.
Después de todo esto, de días como hoy, únicamente puedo decir una cosa "SALID SIN DUELO, LÁGRIMAS, CORRIENDO" (Garcilaso de la Vega).
Autor: José Ángel.
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