No sé sobre lo que escribir, ni si
quiera sé por qué hago esto pero aunque no quiera hacerlo, al
final, lo hago.
Es una buena forma de empezar a
recapacitar con una incógnita que reconcome mi ser desde hace
tiempo, la cual, se centra en la capacidad de hacer algo que no
quieres pero que sabes que en un futuro puede servirte de gran ayuda.
Podríamos enlazar este hecho con la similitud de estar jugando la
partida de tu vida, donde tienes el as ganador del que quieres sacar
provecho. Pero es el tiempo el que todavía no te permite utilizarlo.
¿Por qué?.
Sencillamente es la naturalidad que desemboca acto de pensar y no
dejar de hacerlo hasta tocar la necesidad de expresar algo, un gusto
repentino que te sale a veces, no siempre claro. ¿Y esto funciona
en un futuro?
La verdad...es que no hay verdad cierta
ni errónea, sólo mi educación dogmática que intenta decirte lo que está bien y lo que
está mal para mi. ¿Pero me equivoco? !Claro que me equivoco¡.
Esto me ocurre una y otra vez hasta
llegar a la conclusión de que todo lo vivido y lo hecho, no son nada
más que pasatiempos para retrasar la angustia de acabar invitando a
una copa a esa señorita, esa que esta sentada al final de la barra, esa que miras sin querer en ocasiones y que te espera
siempre con un vestido negro, provocador, excitante, compulsivo.
Y todo esto, para que acabes cayendo en
su mirada fría y delirante por última vez.
(Rosalía de Castro)
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