viernes, 3 de febrero de 2012

Mi despieste

Diariamente nos vemos obligados a atender a numerosas tareas y citas que se nos acumulan. Estos contratiempos nos llevan a dar prioridad a unas cosas y a otras, pero no siempre podemos atender a todas a la vez, ya que se nos escapan como agua entre las manos o porque simplemente el día tiene 24 horas y nosotros una sola mente con la que pensar.

Cuando nos damos cuenta que hemos hecho algo que no debíamos o hemos puesto en un lugar equivocado algo a lo que no hemos dado más importancia que la de pasar de ella, lo mejor que podríamos hacer sería rectificar y enmendar lo fallido, pero la menera de hacerlo tiene que ser tan sutil y perspicaz como la forma en la que la hemos “jodido”.

Y con esto quiero decir que es bueno no elegir siempre la elección correcta, pero también saber donde colocar las cosas más importantes y susceptibles, para así, no tener que emplear más tiempo del que has perdido en darle una solucion a tu problema.

El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho.” (William Shakespeare)

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